domingo, 24 de marzo de 2013

UN REY GODO CRUZANDO RÍOS.


Es sorprendente la capacidad del ser humano por argumentar el corrompido nivel cultural que la  formación universitaria nos está brindando. Las Facultades de Formación del Profesorado han primado el saber procedimental de las ciencias de educación sobre el cultivo de ciencias científico humanísticas. La terrible consecuencia de todo ello es que la falta de un conocimiento tan vital como  los pasos  fluviales  por las limitaciones geopolíticas administrativas del territorio nacional ha puesto en voz de alarma a toda la sociedad española sacando a la luz las miserias culturales de aquellos que aspiran a ser maestros o maestras. Aún no entiendo cómo yo, por ejemplo, he podido sobrevivir  ignorando el lugar exacto del nacimiento del río Pas que valga decir, aún nos surte de una trucha asalmonada que frita con panceta hace las delicias del paladar mas exigente, y eso si que me importa, quiero ser sincero.
Una mañana apacible de sábado me encuentro con un inquietante tuit que, por su título, me atrajo como perro de presa. "Se vuelve a abrir la veda. A decirle a los maestros lo que tienen que hacer porque ellos solos no saben" escrito por @doktus y de ahí al enlace. Hubo un toma y daca de contenidos que debíamos saber para tener licencia pedagógica hasta llegar  al axioma del saber imprescindible "razona qué reyes godos cruzaron qué ríos, en qué provincia y en qué circunstancias políticas, económicas y personales
El artículo en cuestión argumenta con base crítica como  estudiosos de rabiosa actualidad (década de los 70)  ponen  la voz de alarma en una  pedagogía pragmática emergente que se está emancipando de la ciencia que quiere transmitirse. La charlatanería psicopedagógica inunda planes de estudio en las Escuelas de Magisterio y esto ha hecho creernos que los métodos de inclusividad para todos los alumnos de capacidades e inteligencias diferentes está por encima del contenido enciclopédico que debemos infusar a los alumnos, aún incluso en las más tiernas edades. 
Decir que la miseria cultural de un colectivo que aspira a un trabajo como docente es fruto de un plan de estudios basado en la charlatanería psicopedagógica me parece cuanto menos exagerado. Eso sí, la demagogia está servida cuando extrapolamos  el hecho de no saber los pasos de los ríos. Evidentemente es un argumento irrefutable el hecho de tener unos conocimientos en mayor o menor medida para ejercer el Magisterio. Si yo dijera que tampoco es necesario saber la ubicación de ríos, con sus afluentes y su paso por las provincias, ríos de tinta ( y nunca mejor dicho) me acusarían de ser uno de los defensores del "no es necesario". Y no lo haré evidentemente, no estoy tan loco. Pero del mismo modo también tendría que decir que se hace absolutamente necesario saber  la lista de los reyes godos para posteriormente explicarlos. Pero explicar... ¿el qué? Lo cierto es que no me ha quedado claro en el artículo si deben profundizarse los contenidos del saber científico humanístico  del programa del Grado en Magisterio en detrimento de patochadas tales como los programas de aprender a aprender, por ejemplo, o que  los niños de hasta 11 años deben ser instruidos bajo la erudición del saber absoluto y enciclopédico. Debo decir que instruccionalmente yo veo mucho contenido en primaria que se transmite atropelladamente sin generar ni media molécula de dopamina el cerebro de los alumnos (afortunadamente no todos), que la escuela les aburre, que discrimina en función de algunas capacidades, que se ampara bajo programaciones y secuencias didácticas irreales fomentando la amnesia colectiva. Y he ahí el problema pero la miopía del que sólo ve más allá de su erudición y lamenta que el resto de los mortales no lleguemos a una décima parte de su conocimiento nos recordará que los educadores somos los responsables del errático camino que hemos tomado. 
Por ultimo una reflexion. Un empresario de hoy, no hace falta irse al futuro, preguntará a dos aspirantes que optan por un puesto de trabajo, las provincias que atraviesa el Guadiana. El primero contesta de carrerilla poniendo a prueba su excelente memoria y acertando, en esta ocasión, la respuesta correcta. El otro dice: ¡Un momento! voy a buscar la información para responderte esto y algún dato más. ¿A quién dará el puesto de trabajo el empresario? Ya está, no tengo nada más que decir.
Y aprovecho para insertar esta excelente presentación de Ana Basterra sobre "Trabajar y evaluar las competencias en el aula" que me parece infinitamente más interesante, contextualizado, y real de alguien que sabe de qué habla en el medio en que habla, que el artículo "Primero aprende y después enseña"


martes, 12 de marzo de 2013

¿SOMOS EFICIENTES BUSCANDO INFORMACIÓN?

Hicimos, sin ninguna intención previa, un experimento muy interesante la semana pasada en una actividad formativa que describiré más adelante. Valga decir, como anticipo, que el curso en sí trataba de forma general sobre los cambios que la tecnología puede producir a la hora de planificar actividades educativas. 
A portagayola tuve una brillantísima intervención introductoria sobre el cambio del rol docente, la importancia de los aprendizajes constructivos, los centros de interés de los alumnos y bla bla bla consiguiendo no dormir al personal en unos treinta primeros minutos memorables y dignos de la ovación más cerrada. Como los aplausos no se producían, mi bien preciada sagacidad me hizo observar que los traseros aposentados en el skay se meneaban de manera inquietante. Fue en ese momento cuando yo, triunfante por el éxito de no adormilar a ningún sufrido asistente, cambié con inusitada habilidad el tercio. Coloqué el marronazo de seguir en la pelea formativa a @anuska72 y que pasara ella a describir algunas aplicaciones productivas mostrando sus veleidades.  Borracho de mi éxito me situé entre los asistentes cual topo de la KGB observando con el rabillo del ojo los movimientos lentos y titubeantes del "mouse" y el doble click
Previamente al encuentro diseñamos una práctica que mostrara la competencia digital docente para llevarla a cabo al final de la sesión . Para ello hicimos un documento con esta imagen y les distribuimos en grupos de tres para que la búsqueda no fuera excesivamente compleja:


El título  de la actividad era EL INVESTIGADOR INSACIABLE.
Dábamos cuatro pistas: Google earth, La Fregeneda, entre el túnel 5 y 10 y un litro de pintura blanca.
El primer reto planteado era:
1) ¿Con qué modelo de cámara esta hecha esa fotografía?
La sorpresa fue mayúscula ya que la pregunta esperada era qué planta es la que se muestra en la fotografía.  La teoría nos decía que siguiendo las pistas en ese orden acudirían a Google earth, teclearían en el buscador La Fregeneda, buscarían en las inmediaciones un recorrido, puede que ferroviario por los numerosos túneles, se situarían entre el 5 y el 10, buscarían la imagen, la encontrarían, allí estaba  la Madreselva que la parió, harían click y llegarían  a Panoramio. Una vez allí se darían de bruces con  "mostrar detalles" y... aparecerían una serie de datos técnicos entre los que se encuentra el modelo. Tiempo estimado 5 minutos. Seguramente sobrarían 4.
La realidad sin embargo tiñó de marrón oscuro nuestras previsiones. Mostrar el icono de Google earth fue nuestra primera y sorprendente misión. Una vez dentro explicamos que hay un buscador y que tecleando el nombre les llevaría de manera mágica a la localidad. Otra tarea no prevista era mostrarles la técnica para moverse con finura y no con  movimientos espasmódicos de ratón que les dirigieran directamente San Petesburgo o al Mar Báltico. Pasaron 15 minutos y una voz con cierto soniquete a derrota, era @anuska72, anunció: -¡la foto está antes del túnel 9! Cinco minutos más tarde la práctica totalidad de los grupos llegaron a la información requerida en el cuadruple del tiempo estimado.
2) Hacer el presupuesto más barato para pintar con pintura blanca un túnel que tuviera diez metros de largo, cinco de altura y cuatro de anchura era el segundo reto. Los matemáticos didáctas nos dicen que para resolver problemas es necesario recurrir a la lógica, tirar, si fuera preciso, de "la cuenta de la vieja" y recurrir a la estimación como cálculo mental, cuanto más aproximado mejor. Se resolvió  con más o menos éxito si bien volvimos a topar con la búsqueda del litro de pintura más barato como escollo más complicado.
Un profesor, con mucho sentido común, me dijo: "Si nuestro problema es que no sabemos acceder a la información". O lo que es lo mismo; falta de competencia en la búsqueda de información. Mi reflexión es ¿cómo seremos capaces de evaluar esa competencia a nuestros alumnos?
Con respecto al problema dejaré que sea @anuska72 (ya tiene su blog para esparramar) la que haga sus propias reflexiones de cómo se enseñan las matemáticas y las consecuencias de no saber resolver problemas elementales adaptados a un entorno o situación real y qué sucede en cursos superiores.
Esta anécdota, quizás un poco exagerada y en tono de humor, no quiero que sea interpretada como crítica sino como un largo camino que aún debemos recorrer para alcanzar esa competencia profesional básica que nos permita, al menos, ser coherentes si evaluamos a los alumnos por competencias. Y que obligados estamos a ello, por cierto.