"En la surcada tierra de labranza un girasol solitario se alzaba mirando la luna llena. No era cierto que diera su espalda al sol; solo meditaba en soledad y bebía el mosto de la luna que no cegaba. Y giraba con la luna que acunaba su sueño y giraba con la luna que miraba ensimismada la belleza de su flor, y giraba con la luna porque su nombre era Giraluna" (Las leyendas de Giraluna")
Catorce años después de escribir "Las leyendas de Giraluna" creo que ha llegado la hora de publicarlo. Han sido años de guardar con celo unas leyendas que hoy verán la luz. Este será el deseado momento de replicar las misma palabras que un girasol solitario alzaba la voz contra sí mismo y que, posiblemente, jamás tuvo escucha.
"Yo quiero mirar el cielo ahora que mi raíz
se ha hecho fuerte en esta desencantada tierra.
Quiero mirar con calma el vuelo de los pájaros.
Quiero sentir como esta tenue luz me da relieve
para ver los montes más altos.
Sí, quiero mirar el cielo ahora que tengo fe
para ver espacios abiertos
respirando la luz que da al sueño vida
y a la vida un sueño"
(Las leyendas de Giraluna)